A MI NO PUEDESE ENGAÑARME...
No importa cuanto te distraigas ni el empeño que pongas en negar quien
eres, a mí no puedes engañarme, yo puedo ver tras la maraña de
mentiras e ilusiones con que intentas confundirte. Tu esencia brilla con
tal esplendor que aún todas esas capas de rabia, miedo y frustración con que la
cubres no pueden opacar su fulgor.
Quizás quieras jugar al olvido, no hay problema, puedes hacerlo el tiempo que
desees, pues para mi no hay plazos ni apuros, tengo la eternidad para esperar
manifestarme en el momento preciso en que recuperes la cordura.
Yo soy la inmensidad de "tus" que habitan en ti, soy el resumen y la integración
perfecta de eso justo que dices no ser, en ti habito y espero el grandioso día en
que reconozcas mi presencia, pues no soy otra cosa que quien postergas ser, en
la presunción que algo en ti aún no está preparado para serlo.
Sé que te distraes, tantas cosas ¨importantes¨ y ¨urgentes¨ te mantienen ocupado,
ya llegará el día te dices, quizás el año entrante tendré tiempo para recordar,
mientras tanto consumes tu felicidad como una vela prendida en una sala vacía,
te gastas en desesperada búsqueda de lo que ya tienes y olvidas que sólo
necesitas detenerte y sentir la plenitud que ya habita en ti.
Mi querido humano confundido, sufres porque si y porque no, por lo que no
tienes y por lo que sí tienes, pues temes perderlo. Sufres porque el tiempo se va
y lo desperdicias como si fuese eterno, sufres por el desgaste de tu cuerpo y lo
maltratas como si fuese indestructible. Sufres porque el amor no llega a tu vida
y te tratas a ti mismo con tanto desamor como si no merecieras ser amado.
Sufres porque no eres valorizado y te das a ti mismo menos valor que las
posesiones que no tienes.
Si tan sólo pudieses por un segundo verte como yo te veo, si tan sólo por un
momento respirases profundo y sintiese tu verdadera vibración, si tan sólo
comprendieses lo infructuoso de tanto afán, entonces tu rostro se iluminaría y
tus ojos brillarían con tal intensidad que toda la ilusión que te rodea quedaría
al descubierto y la grandiosidad de tu esencia se reflejaría en cada rincón de tu
vida y entonces al mirar a los otros y verlos tan extraviados les dirías: A mí no
puedes engañarme….
No importa cuanto te distraigas ni el empeño que pongas en negar quien
eres, a mí no puedes engañarme, yo puedo ver tras la maraña de
mentiras e ilusiones con que intentas confundirte. Tu esencia brilla con
tal esplendor que aún todas esas capas de rabia, miedo y frustración con que la
cubres no pueden opacar su fulgor.
Quizás quieras jugar al olvido, no hay problema, puedes hacerlo el tiempo que
desees, pues para mi no hay plazos ni apuros, tengo la eternidad para esperar
manifestarme en el momento preciso en que recuperes la cordura.
Yo soy la inmensidad de "tus" que habitan en ti, soy el resumen y la integración
perfecta de eso justo que dices no ser, en ti habito y espero el grandioso día en
que reconozcas mi presencia, pues no soy otra cosa que quien postergas ser, en
la presunción que algo en ti aún no está preparado para serlo.
Sé que te distraes, tantas cosas ¨importantes¨ y ¨urgentes¨ te mantienen ocupado,
ya llegará el día te dices, quizás el año entrante tendré tiempo para recordar,
mientras tanto consumes tu felicidad como una vela prendida en una sala vacía,
te gastas en desesperada búsqueda de lo que ya tienes y olvidas que sólo
necesitas detenerte y sentir la plenitud que ya habita en ti.
Mi querido humano confundido, sufres porque si y porque no, por lo que no
tienes y por lo que sí tienes, pues temes perderlo. Sufres porque el tiempo se va
y lo desperdicias como si fuese eterno, sufres por el desgaste de tu cuerpo y lo
maltratas como si fuese indestructible. Sufres porque el amor no llega a tu vida
y te tratas a ti mismo con tanto desamor como si no merecieras ser amado.
Sufres porque no eres valorizado y te das a ti mismo menos valor que las
posesiones que no tienes.
Si tan sólo pudieses por un segundo verte como yo te veo, si tan sólo por un
momento respirases profundo y sintiese tu verdadera vibración, si tan sólo
comprendieses lo infructuoso de tanto afán, entonces tu rostro se iluminaría y
tus ojos brillarían con tal intensidad que toda la ilusión que te rodea quedaría
al descubierto y la grandiosidad de tu esencia se reflejaría en cada rincón de tu
vida y entonces al mirar a los otros y verlos tan extraviados les dirías: A mí no
puedes engañarme….
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