jueves, 4 de junio de 2009

TU LA PRACTICAS AL 100


Sinceridad
(Autor anónimo)

¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad
que descubre un engaño o una mentira?, seguramente si; la incomodidad que
provoca el sentirnos defraudados es una experiencia que nunca deseamos
volver a vivir, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún
sin ser las causantes de nuestra desilusión.

Pero la sinceridad, como los demás valores, no es algo que debemos esperar
de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser
dignos de confianza...

La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud
congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus
palabras y acciones.

Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece
tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo. Utilizamos las "mentiras
piadosas" en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde
no pasa nada: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún
no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento
podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira llevará a otra
más grande y así sucesivamente. .. hasta que nos sorprenden.

Al inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, ocultamos el
enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser "franco" o "sincero",
decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo
ineptos o limitados que son.

No todo está en la palabra; también se puede ver la sinceridad en nuestras
actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos (normalmente es según el
propósito que se persiga: Trabajo, amistad, negocios, círculo social...) se
tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: Inteligentes,
simpáticos, educados, de buenas costumbres.. . En este momento viene a
nuestra mente el viejo refrán que dice: "Dime de qué presumes... y te diré
de qué careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en
la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "No era como yo pensaba",
creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"...

Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la sinceridad, pero
también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable.

El mostrarnos "como somos en la realidad", nos hace congruentes entre lo que
decimos, hacemos y pensamos; esto se logra con el conocimiento y la
aceptación de nuestras cualidades y limitaciones.

En ocasiones faltamos a la sinceridad por descuido, utilizando las típicas
frases: "Creo que quiso decir esto...", "me pareció que con su actitud lo
que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena intención, opinamos
sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos. Ser sincero
exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la
imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere "tacto". Esto no significa encubrir la
verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona
algo que particularmente puede incomodarla (pensemos en cosas como: Su modo
de vestir, mejorar su lenguaje, el trato con los demás o la manera de hacer
y terminar mejor su trabajo), primeramente debemos ser conscientes que el
propósito es "ayudar", o lo que es lo mismo, no hacerlo por disgusto, enojo
o porque "nos cae mal"; enseguida encontrar el momento y lugar oportunos,
esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra
buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar
de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se
tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal
a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando
las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las
personas, sino a la buena convivencia que debe haber.

La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste
sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso

Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia ........................................**grace**

No hay comentarios: