viernes, 10 de julio de 2009

ENVEJECER CON DIGNIDAD



Cuidarás tu presentación todos
los días. Viste bien, arréglate como si fueras a una fiesta,
qué mas fiesta que
la vida.
No te encerrarás en tu casa ni
en tu habitación.
Nada de jugar al enclaustrado
o al preso voluntario, saldrás a la calle y al campo de paseo,
agua estancada se
pudre y la máquina inmóvil se enmohece.
Amarás al ejercicio físico
como a ti mismo.
Un rato de gimnasia, una
caminata razonable, dentro o fuera de casa. Contra inercia,
diligencia.
Evitarás actitudes y gestos de
viejo derrumbado.
La cabeza gacha, la espalda
encorvada, los pies arrastrándose, no.
Que la gente diga un piropo cuando
pases.
No hablarás de tu vejez ni te
quejarás de tus achaques.
Acabarás por creerte más viejo
y más enfermo de lo que en realidad estás y te harán el vacío.
Nadie quiere
estar oyendo historias de hospital.
Deja de autollamarte viejo y
considerarte enfermo.
Cultivarás el optimismo sobre
todas las cosas. Al mal tiempo buena cara,
sé positivo en los juicios, de buen
humor en las palabras, alegre de rostro,
amable en los ademanes. Se tiene la
edad que se ejerce. La vejéz no es una
cuestión de años sino de estado de ánimo.
Tratarás de ser útil a ti
mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama
desgajada voluntariamente
del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible y
ayuda con una sonrisa,
con un consejo, un servicio.
Trabajarás con tu mano y con
tu mente. El trabajo es una terapia infalible,
cualquier actitud laboral,
intelectual, artística. Medicina para todos los males,
la bendición del trabajo.
Mantendrás vivas y cordiales
las relaciones humanas. Desde luego las que se anudan
dentro del hogar,
integrándose a todos los miembros de la familia:
ahí tienen la oportunidad de
convivir con todas las edades, niños,
jóvenes y adultos, el perfecto muestrario
de la vida: luego ensancharás tu corazón a los amigos,
con tal que los amigos no
sean viejos como tú. Huye del bazar de antigüedades.
No pensarás que todo tiempo
pasado fue mejor.
Deja de estar condenando a tu
mundo y maldiciendo tu momento. Alégrate de que,
entre las espinas, florecen las
rosas. Positivo siempre, negativo, jamás.
El anciano debiera ser como la luna,
un cuerpo opaco, destinado a dar luz.
Autor Desconocido ..........................**grace**

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