La mente humana suele tender a anticipar desgracias.
Y sucede que *cuando sufrimos antes de lo necesario,
sufrimos más de lo necesario.*
Las estadísticas afirman que el noventa por ciento
de nuestros sufrimientos los causan cosas anticipatorias
que no han sucedido ni van a suceder.
Si observamos nuestra mente,
comprobaremos que funciona de manera fugaz e inquieta.
Se mueve yendo y viniendo entre el pasado y el futuro
y discurre rápida entre los polos de la antelación y la memoria.
Pero tal función no tiene por qué conllevar
la anticipación sufridora que, a menudo, tortura a muchas personas.
**grace**
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