jueves, 9 de diciembre de 2010

Angeles



La piedra



El distraido tropezó con ella.
El violento la utilizó como proyectil.
El emprendedor construyó, con ella.
El campesino cansado la utilizó como asiento.
Para los niños fue un juguete.
David venció a Goliat

y Michelangelo le sacó la más bella escultura.
En todos estos casos,
la diferencia no estuvo en la piedra,
sino en el hombre.


No existe piedra en tu camino que no puedas
aprovechar para tu propio crecimiento.


Sólo conozco dos tipos de personas razonables:
las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen,
y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen.

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