martes, 28 de diciembre de 2010

El Cojo

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decí­a:"Cachorritos en venta".Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando:"

-¿Cuál es el precio de los perritos?

El dueño contestó:
- Entre $30 y $50".

El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas:
-"Sólo tengo $2.37... ¿Puedo verlos?".

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba.

-¿Qué le pasa a ése perrito?, preguntó.

El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tení­a una cadera defectuosa y que cojearí­a por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó:
-"¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".

Y el hombre replicó:
-"No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".

Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo:
-"Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".

El hombre contestó:
-"Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".
El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:
-"Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".

El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo:
-"Hijo, sólo espero y oro para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú

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