jueves, 24 de marzo de 2011


En tu corazón,
sabes perfectamente qué está bien y qué está mal.
Sabes
qué es lo que, en última instancia,
te ayudará a progresar y qué te hará
quedarte estancado donde estás.
Aunque puedas ser muy bueno
racionalizando en contra de una determinada verdad,
ésta finalmente se
hace evidente.
Aunque algunos puedan ser muy hábiles intentando
desorientarte, tú sabes muy bien qué es lo mejor para tu vida.
Marcha de
la mano con tu corazón.
Escucha tu voz interior, esa que tiene el mayor
de los sentidos y que, mirando retrospectivamente, casi siempre tiene
razón.
En un mundo en que el engaño es, demasiado a menudo, tan sólo una
estrategia más,
desarrolla la costumbre de descubrir la verdad con tu
corazón y no tan sólo con tus ojos.
No importa quiénes quieran sacar partido de ello,
el hecho es que quien
ha conseguido llegar hasta donde ahora te encuentras eres tú.
Y eres tú
la persona mejor preparada para llevarte a ti mismo en la mejor
dirección hacia el futuro.
El valor de tu experiencia de vida no está
sólo en tu mente.
Está enclavada en tu corazón.
Observa el mundo con
todo lo bueno que tienes contigo,
y podrás verlo con centelleante
claridad.

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