martes, 5 de abril de 2011


Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia…
Mejor dile que en ti tiene un amigo.
Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto…
Mejor dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vida, no le analices por qué no ha
llegado nunca a ninguna parte…
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, y un bastón por si
llegara a necesitarlos.
Mejor enséñale el secreto de la plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida, no les preguntes qué causa su
confusión…
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de
tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le
pesa tanto…
Mejor aconséjalo, que el bienestar y confianza tuyos se irradie sobre él, y poco a
poco le irá llegando su luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las
normas, las deducciones y los raciocinios…
Mejor dale la mano, y dile: “¡Voy contigo!”
No le preguntes a cada uno su necesidad…
Mejor demuéstrales que hay
milagro!!

No hay comentarios: