jueves, 16 de junio de 2011

Cuando ser Feliz


Cuando ser felices

Muchas veces, ante la posibilidad de empezar a ser felices, las personas suelen mostrarse dubitativas, y se justifican a sí mismas diciendo: “es mejor pensar las cosas con calma”. Pero yo me pregunto: si se ganaran la lotería mañana, ¿acaso rechazarían el premio hasta que “lo piensen bien”?

El problema es que estamos acostumbrados a posponerlo todo, a pensar en que las cosas mejorarán en el futuro, a que seremos felices después de acabar la universidad, después de casarnos, después de tener a nuestro hijo. Y cuando al fin nace nuestro hijo, pensamos que seremos felices cuando crezca, luego nos frustramos porque es un adolescente rebelde y creemos que seremos felices cuando supere esa etapa, cuando la supera, pensamos que todo nos saldrá mejor cuando nos vaya mejor en el trabajo, cuando podamos comprarnos el carro que queríamos, cuando salgamos de vacaciones o cuando nos jubilemos.

Lo cierto es que el momento ideal para empezar a ser felices es ahora. Es como ganar el premio de la lotería y aceptarlo en ese mismo instante y empezar a disfrutarlo. Nunca estaremos completamente libres de problemas o retos, y si esperamos a estar completamente libres de toda dificultad, viviremos postergando nuestra felicidad hasta el día de nuestra muerte. Hemos perdido ya mucho tiempo, empecemos a ser felices ya.

Olvidémonos del “luego” del “mejor después”, no hay una vía para llegar a ser felices, ser feliz es la vía que hay que seguir, el único camino que podemos seguir.

Aprovechemos cada instante y vivámoslo al máximo, y atesorémoslo más porque lo compartimos con alguien muy especial, tan especial que lo llevamos dentro de nosotros, en nuestros corazones, en nosotros mismos, y somos nosotros. Nunca olvidemos que el tiempo no espera por nadie, así que mejor dejemos de esperar a terminar la carrera, a trabajar, a enamorarnos, a casarnos, a mañana o al fin de semana. No hay un mejor momento para empezar a ser feliz que este.

La felicidad es un trayecto, no un destino. Recuerda el viejo dicho: “Trabaja como si no necesitas el dinero, ama como si nunca te hubieran herido, y baila como si nadie te estuviera viendo. Se tu mismo, caminando siempre por la senda de la felicidad”.

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