jueves, 9 de junio de 2011

Feliz Edad


Fue realizado en Madrid el Primer Congreso Internacional de la felicidad , y la conclusión de los congresistas fue que la felicidad solo es alcanzada después de los 40 años.
Quien participo de ese encuentro?
Psicólogos, sociólogos, artistas de circo?
No sé. Pero me gusto el resultado.
La mayoría de las personas, cuando son cuestionadas sobre el asunto, dicen:
"No existe felicidad, existen sólo momentos felices".
Era lo que pensaba cuando habitaba la cueva de los 17 años, para donde no volvería ni que me llevaran de los pelos.
A los adolescentes les gritan día y noche: tenes que estudiar para el examen, aprender ingles, usar siempre profiláctico (y continuar usando), decir no a las drogas, no beber cuando manejas, dar satisfacciones a los padres, leer libros que no quieres y administrar decenas de pasiones fulminantes y roturas.
No tiene plata para salir cuando quiere, acostumbra a deprimirse de lunes a jueves y sólo se divierte los sábados, en locales donde siempre tienen fila.
Es el Apocalipsis.
Felicidad, ¿donde estás?
Aquí, en la casa de los 40 y su vecindario.
Es seguro que surgen unas arruguitas, unas mechas blancas y la barriga sale, pero es un precio justo para lo que se gana a cambio.
Pensa: después de los 40, pagas de tu bolsillo lo que comes y lo que vestís.
Te vuelves inglés, francés, italiano y ahí de quien ríe de tu pronunciación.
No intentas más el suicidio cuando un amor no se da, te apasionaste por la literatura, cambiaste tu mochila hippie por una notebook y no necesitas autorización de nadie para ver el canal de play boy.
Tal vez no te hayas vuelto el Brad Pit que soñaste un día, mas reconoces el rostro que ves en el espejo, sabes de quién se trata y simpatizas con su cara.
Después que cumplimos las misiones impuestas en la cuna:
tener una profesión, casarte y procrear, comenzamos a ser libres, a escribir nuestra propia historia, a valorizar nuestras cualidades y tener un cierto cariño por nuestros defectos.
Somos los titulares de nuestras decisiones. La juventud hace bien para la piel, pero nunca salvó a nadie de ser una máscara.
La madurez, sí, permite una cierta locura.
Después de los 40, conforme descubrieron los participantes de aquel congreso curioso, estamos más aptos a decir que infelicidad no existe, lo que existe son momentos infelices.

"Feliz Edad"

ANÓNIMO

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