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—¡Ay! —dijo el ratón—. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan amplio y era feliz de poder ver, al fin, en la lejanía, muros a derecha e izquierda, pero esos muros tan largos comenzaron a cerrarse con tal rapidez, uno detrás de otro, que ya me encuentro en la última habitación, y allí, en el rincón, está la trampa en la que caeré.
—Solo tienes que cambiar la dirección —dijo el gato y se lo comió.
Franz Kafka
(Praga –Checoslovaquia- 1883 / Austria, 1924)
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