martes, 29 de noviembre de 2011

Osho


PARECE QUE A todas las religiones sólo les importan los enfermos,

los pobres, los desvalidos.

A nadie le importas tú con tus riquezas, tu grandeza y tu esplendor.

Yo te digo: a menos que te ames a ti mismo, a menos que

hayas encontrado tu riqueza interior, tu esplendor, no serás

capaz de compartir tu amor con nadie. Es verdad que el enfermo

necesita cuidados, pero no necesita amor. Esto tiene

que entenderse, porque el cristianismo ha hecho de ello casi

una verdad universal: que amar al enfermo y al desvalido es

lo más religioso, lo más espiritual. Pero esto va absolutamente

en contra de la psicología y de la naturaleza. Cuando amas

al enfermo no le estás ayudando a recuperarse de su enfermedad,

porque cuando se restablece nadie le ama. La enfermedad

es una buena excusa para provocar la compasión de los

demás.

Tal vez lo hayas visto, pero puede que nunca hayas pensado

en ello. A veces la esposa ha estado trabajando todo el

día, perfectamente, pero cuando ve por la ventana que el marido

regresa a casa, se recuesta en la cama.Tiene dolor de cabeza…,

porque si no tiene dolor de cabeza, el marido no le

demuestra ningún afecto. Pero si no se encuentra bien, el marido,

aunque sea de forma reticente, se sienta junto a ella, masa

jea su cabeza, le demuestra algo de afecto, le dice algo agradable.

Durante meses no la había llamado «cariño», pero cuando

tiene dolor de cabeza la llama «cielo». Y eso es lo que ella

quiere oír: «Te quiero cariño; y no sólo hoy, sino que siempre

te querré».

Es extraño que sólo demuestres amor a tus hijos cuando

están enfermos. No comprendes que provocas una sencilla

asociación psicológica: se relaciona estar enfermo con ser querido.

Cuando el niño necesita tu amor, tiene que enfermar. ¿A

quién le importa un niño sano? ¿A quién le importa una esposa

saludable? ¿A quién le importa un marido sano? Pareciera

que el amor es como la medicina: algo que solamente

necesitan los enfermos.

Quiero ser muy claro contigo: cuida del enfermo, pero

nunca le demuestres amor. Cuidar de un enfermo es algo totalmente

diferente. Sé indiferente, porque un dolor de cabeza

no es gran cosa. Cuídalo, pero evita decirle dulces naderías;

cuídalo de una forma muy pragmática. Dale la medicina, pero

no le demuestres amor porque eso es perjudicial. Cuando un

niño enferme, cuídalo, pero muéstrate indiferente: que el niño

entienda que enfermando no podrá chantajearte.Toda la humanidad

está chantajeando a los demás. La enfermedad y la

vejez se han convertido casi en una exigencia: «Tienes que

quererme porque estoy enfermo, porque soy viejo…».

Cuando alguien enferma le demuestras cariño… Y ésa es

la rutina que ha seguido la humanidad. A la persona enferma

no le demuestras que estás enfadado —aunque estés enfadado—.

A la persona enferma —aunque no sientas por ella ningún

afecto— le demuestras afecto; y si no afecto, al menos

simpatía. Pero eso es perjudicial, va en contra de los descubrimientos

de la psicología…

Debes amarte a ti mismo sin pensar si te lo mereces o no.

Estás vivo; eso es suficiente para merecer amor, al igual que

mereces respirar. No piensas si mereces respirar o no. El amor

es el alimento del alma, al igual que la comida lo es del cuerpo.

Y cuando estés lleno de amor por ti, podrás amar a los demás.

Pero ama a la persona sana, vital.

Cuida al enfermo, cuida al anciano; pero cuidar es un asunto

totalmente diferente. La diferencia que hay entre amar y

cuidar es la misma diferencia que entre una madre y una enfermera.

La enfermera cuida; la madre ama. Cuando un niño

está enfermo, es mejor que la «madre» sea sólo una enfermera.

Cuando el niño está sano, ámale tanto como puedas. Deja

que el amor se asocie con la salud, la vitalidad, la inteligencia;

eso le ayudará largamente en la vida.

Osho