lunes, 11 de mayo de 2009

Ayudante para ayudar


Quienes se vean "enganchados" por la inclinación de darse a los demás, de ayudar, deben de saber establecer en todo momento un equilibrio emocional que les mantenga junto a quienes les necesitan, pero sin verse desbordados por el posible dramatismo de aquellos a quienes prestan su apoyo. Algo similar, pero en el plano emocional, a lo que acontece cuando una persona se ahoga en el mar y otro trata de salvarla. Para conseguirlo, en primer término hay que protegerse al tiempo que se le va rescatando. Si nos fundimos en una abrazo con el ahogado, ambos perecerémos. Una persona que nos refiere su pesar, del tipo que este sea: físico, afectivo-emocional, carencial, añoranza, etc. ,debemos intentar en principio serenarle y ganar poco a poco su confianza. Medir la naturaleza del problema y adoptar cual debe ser nuestra actitud frente a su situación. Debemos interíorizar esa dolencia que en cierto modo se nos está confiando y para ello habremos de participar en ella para mejor comprenderla, pero solo hasta cierto punto. Tenemos que cuidarnos para poder mejor cuidar El peligro de idealizar en exceso nuestra identificación con el caso, pueden hacernos infundir vanas esperanzas que, después seremos incapaces de sustentar. Nosotros mismos nos iremos percibiendo de un estancamiento y el trato con la persona necesitada de nuestra ayuda, nos irá produciendo una sensación de estancamiento y en cierto modo de frustración La cuestión planteada comprendo que es difícil. El dolor ajeno, cualquiera que sea su naturaleza, nos puede sobrecoger y superar. Cuando alguien nos aprieta la mano y nos dice que desea morir, así , simplemente, es algo que nos desgarra interiormente. Sentimos ganas de sumirnos en su propio dolor y desesperación. Equivocada sería esta reacción. Es en esos momentos y situaciones cuando más entereza debemos poner en juego. Sonreirle, hablarle con un tono de voz dulce y claro, llevar a su mente inestable la lucecita de que está en esta vida por alguna razón importante. Centrémonos en sus necesidades más perentorias para intentar llevarle al terreno de la realidad buscando la forma de ayudarle a resolver algún problema, como por ejemplo, localizar a alguna persona, satisfacer alguna necesidad, etc. El caso es hacerle salir del pozo siquiera momentáneamente. Hacer ver que otros pueden estar preocupados por él, pues sin duda, cuando alguien como en el ejemplo citado, manifiesta deseos de morir, suele estar afectado por un sentimiento de soledad terrible- Cuando un alcohólico nos refiere su problema, iremos tratando de avanzar intentando hacerle ver lo que le hizo caer en esa enfermedad, poco a poco llegaremos a tomarle afecto, pero en llegados a un punto concreto, nuestra ayuda de nada le valdría si no establecemos una separación. Esa separación es la de señalarle un camino que, en principio será una vereda angosta que debe recorrer, para ir poco a poco superando obstáculos hasta llegar a enfrentar las causas determinantes. Si nos dejamos dominar por el posible cariño que en nosotros despierte, seremos incapaces de vislumbrar con claridad los consejos necesarios. En definitiva, autoayuda para mejor ayudar con eficacia. Seguiremos tratando del tema si os interesa. autor de lo escrito aqui Lopfer.

**grace**

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